Entendemos por ojo seco la deficiencia o disminu- ción de la lágrima que trae consigo alteraciones en su composición y afecta a la superficie ocular. Sobre esta enfermedad hacen algunas recomendaciones las doctoras Ingrid Salazar y Adriana Pardo, édicas Oftalmólogas que forman parte del equipo de YEPES PORTO Oftalmología, Clínica bajo la dirección del ci- rujano ocular Augusto Yepes, en donde se ofrece a los pa- cientes con esta sintomatología un espacio de atención espe- cializada para el diagnóstico y tratamiento personalizado de esta enfermedad.
El Ojo Seco puede encontrar sus causas en diversos facto- res como la edad, las alergias,
la disfunción de las glándulas de Meibomio, el uso de lentes de contacto, la exposición en aires acondicionados, la con- taminación ambiental, uso de computadores y equipos elec- trónicos, entre otros. También se puede presentar este sín- drome por el uso de algunos medicamentos, o por razones inmunológicas, hormonales, inflamatorias, traumáticas o nutricionales, que en todo caso deben ser valoradas por el Médico Oftalmólogo. Los síntomas pueden presentarse como molestias esporádicas al entrar en contacto con corrien- tes de aire como ventiladores o aires acondicionados, expo- nerse durante períodos prolon- gados a luces blancas o en
las horas de la noche cuando
la producción de lágrimas se reduce. Las quejas más fre- cuentes suelen ser la sensación de arenilla, el enrojecimiento, la sensación de ardor en los ojos o picazón. La lágrima, además de agua, es un líquido que contiene diferentes sus- tancias que contribuyen a la limpieza e hidratación de los ojos, y aunque con frecuencia se prescribe el uso de susti- tutos lagrimales no todos los medicamentos en el mercado responden de igual manera a las necesidades de las diferen- tes personas, siendo el Médico oftalmólogo quien debe deter- minar el tratamiento adecuado para cada paciente pues no todos los casos son iguales. Algunas recomendaciones de las doctoras Pardo y Salazar
a los pacientes con ojo seco incluyen evitar el viento y las corrientes de aire producidas por ventiladores, aires acon-
dicionados de habitaciones, autos o aviones, no dirigiendo las rejillas de estos hacia la cara. De ser posible prote- gerse manteniendo los ojos cerrados o el uso de gafas cerradas. Parpadear frecuen- temente. Evitar exponerse a ambientes secos por ejemplo de cocinas, hornos y fogatas, o los cuartos fríos en algunos trabajos. Las habitaciones o sitios de trabajo se pueden humidificar mediante el uso de nebulizadores o colocando un recipiente con agua. Se recomienda evitar situaciones que resultan ser irritantes ocu- lares como la falta de sueño, viento con partículas, humo de tabaco, irritantes químicos volátiles, piscinas cloradas, a las que el ojo seco suele tener menos tolerancia.